miércoles, 1 de junio de 2011

Sere nere

Llegó el autobús y ella estaba preparada para subirse. Pero de pronto, alguien la agarró del brazo y la llevó hacia atrás. Ella se sorprendió al verle a él. Se quedaron mirándose unos segundos (o eso creía ella) y cuando se giró, el autobús se había ido. Era la 1:00  ¿A que hora era el próximo autobús? Ella se puso nerviosa y él rió.
Anahí se acercó a la parada, próximo autobús: 2:45h. ¿Qué hago? Pensó ella y le miró. Él sonreía mientras se sentaba en un banco junto con sus amigos. ¿Qué hago? Le preguntó a él. Lucas solo se molestó en sonreír y encogerse de hombros. Ella miró a su alrededor sin saber que hacer, y se decidió en andar por andar. Subió una larga cuesta hasta que llego a un vending. O mejor dicho, antiguo vending. Anahí ya no sabia que hacer, cuando de pronto:
-Lo cerraron hace un mes, por falta de clientes-sin girarse, Anahí ya sabia quien era.-Vamos a un bar, que te invito a algo.-insistió el.
+No quiero tomar nada-reprochó
-Venga que te invito a algo, vamos al Bar Juno.
+No me gusta ese bar.
-Pues vamos al Setos
+Tampoco me gusta ese bar.
-Vamos al 2012-ella negó con la cabeza- pues al Escudo-también se negó- ¿al Serbal?-también se negó- Pues no quedan mas bares.- Él sonrió y ella ni se dignó a mirarlo. Y Lucas continuó- Si no quieres venir conmigo a ningún sitio, me voy a tener que ir a casa- él sonrió.
+Adiós.
-¿De verdad quieres que me vaya?-Ella asintió-¿me voy?
+Sí.
De pronto todo se quedó en silencio. Anahí se giró y no vio ha nadie, pero tampoco sintió alivio. Se sentó en el suelo del antiguo vending y analizó todo lo pasado hasta ese momento, porque todavía no se lo creía. No se creía que hubiera perdido el autobús, que pasara de esa manera de un chico que tanto le gusta. No se podía creer que lo hubiera echado y lo mas seguro no volvería.
+Soy gilipollas- dijo ella mientras pensaba en que él no iba a volver.
-Ya- dijo alguien sonriendo. Anahí levantó la cabeza y ahí estaba él con dos coca-colas en la mano- has dicho que no te gustaban esos bares, pero no has dicho nada del vending.-Y volvió a sonreír con su maravillosa sonrisa.
+No me mires así-dijo ella sonriendo.
-¿Por qué?- pregunto él
+Porque me derrito- le sonrió ella.
Desde ese momento, no importó la hora, el autobús, el bar, la cola-cola… solo importaba la felicidad del momento.

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